La inseguridad y las bandas armadas que extorsionan a los transportistas han contribuido a la subida de precios, ya que los comerciantes deben pagar sumas adicionales para poder cruzar la frontera de manera segura. Además, algunas áreas agrícolas de Haití están siendo invadidas por estas bandas armadas, lo que ha afectado negativamente la producción de alimentos.
El contrabando también se ha incrementado como resultado del cierre de la frontera. Algunos productos dominicanos, como huevos podridos, están ingresando ilegalmente a Haití, lo que plantea preocupaciones sobre la calidad y seguridad de los alimentos disponibles en el mercado haitiano.
A pesar de estos desafíos, muchos haitianos continúan apoyando la construcción del canal de riego en el río Masacre, considerándolo un proyecto importante para su bienestar a largo plazo. Esta situación ha llevado a una revalorización de la producción local y un sentimiento nacionalista en torno al proyecto.
El cierre de la frontera ha generado una situación compleja con impactos económicos y sociales significativos en ambos lados de la frontera, y las autoridades de ambos países están lidiando con las consecuencias de esta medida.