Fecha: 19/12/2023
Equipos de rescate en China están trabajando incansablemente en medio de condiciones climáticas adversas para encontrar supervivientes después del terremoto que afectó las provincias de Gansu y Qinghai, dejando al menos 127 muertos y 734 heridos. El sismo de magnitud 6,2, ocurrido en la frontera entre ambas provincias, es el movimiento telúrico más mortífero en China desde 2014.
La preocupación radica en las bajas temperaturas, que alcanzan hasta -14 grados Celsius, lo que complica las labores de rescate y aumenta el riesgo para las posibles víctimas atrapadas. Los equipos, utilizando drones, excavadoras y topadoras, buscan a más de 20 personas que aún están desaparecidas.
El Gobierno chino y el Ministerio de Gestión de Emergencias han decretado una respuesta de nivel II, enviando médicos y suministros sanitarios a la zona. Más de 2,000 bomberos y fuerzas armadas también participan en las operaciones de rescate. Se informa que más de 150,000 casas han resultado dañadas, con interrupciones en servicios básicos como agua, comunicaciones y electricidad.
El presidente chino, Xi Jinping, ha urgido a las autoridades locales a realizar todos los esfuerzos posibles para tratar a los heridos, reparar la infraestructura y reubicar a los afectados. El terremoto ha resaltado la falta de resistencia sísmica de los edificios en la región, contribuyendo a la significativa cifra de víctimas.
Este evento se convierte en el terremoto más letal en China desde 2014, aunque está lejos de la tragedia ocurrida en 2008 en la provincia de Sichuan, que dejó al menos 70,000 muertos. Las autoridades continúan enviando suministros esenciales para cubrir las necesidades básicas de las personas afectadas en medio de los esfuerzos de rescate.