Los resultados de las recientes elecciones municipales en la República Dominicana revelan una profunda crisis de representación política, donde la abstención ciudadana fue la ganadora indiscutible. El artículo destaca que la mayoría de los dominicanos no se siente representada por ninguno de los más de 30 partidos reconocidos por la Junta Central Electoral.
Comparando las elecciones municipales actuales con las de hace cuatro años, se observa que votaron menos dominicanos esta vez, a pesar de tener más inscritos. La abstención alcanzó un 54%, y en los 11 municipios más poblados, llegó al 63%. En lugares como el Distrito Nacional y Santiago, la abstención fue notablemente alta, con una gran cantidad de votantes registrados que optaron por no participar en el proceso electoral.
Se argumenta que la relación entre candidatos y electores es transaccional y superficial, basada en la compra de votos con ofertas como pica pollo, dinero y licores. Esta dinámica genera apatía entre los votantes, ya que los candidatos no establecen compromisos significativos con ellos. La falta de propuestas estimulantes por parte de la oposición también se destaca como un factor contribuyente a la crisis de representación.
Se menciona que la cultura política clientelista, donde el poder utiliza los recursos del Estado para garantizar el apoyo, parece ser una constante que perpetúa la falta de confianza en el sistema político. Aunque el actual partido en el poder, Partido Revolucionario Moderno (PRM), celebra el fracaso de la clase política, se señala que el triunfalismo puede ser un error y que factores internos y externos podrían cambiar el panorama político en los tres meses previos a las elecciones presidenciales y legislativas de mayo.
En resumen, el análisis destaca la necesidad de una reevaluación profunda del sistema político y la importancia de abordar la falta de representación y compromiso entre los votantes y los candidatos. La cultura política y las prácticas clientelistas parecen ser obstáculos significativos que requieren una atención cuidadosa para revitalizar la participación y la confianza en el proceso democrático.