El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, (Foto de Marvin RECINOS / AFP)La isla Espíritu Santo, en El Salvador, solía ser un refugio de paz en medio de la violencia impuesta por las pandillas en el país. Sin embargo, la implementación del régimen de excepción por el presidente Nayib Bukele cambió drásticamente la situación. Una serie de llamadas y acusaciones "falsas" llevaron a la detención de aproximadamente veinte isleños por supuestos vínculos con pandillas.
Espíritu Santo, rodeada de manglares, era conocida por su tranquilidad, donde más de mil habitantes dependían principalmente de una cooperativa dedicada a la comercialización de coco y sus derivados. La isla tenía restricciones para evitar la sobreocupación y un destacamento militar permanente que mantenía la seguridad, evitando la presencia de pandillas.
Sin embargo, el régimen de excepción, diseñado para combatir a las pandillas en todo el país, llevó a detenciones arbitrarias en la isla. Los isleños, acusados de colaborar con pandillas, fueron arrestados sin pruebas sólidas. El régimen de excepción suspendió garantías procesales, como la presunción de inocencia, y permitió detenciones sin justificación.
Familiares de los detenidos expresan su dolor y preocupación. Muchos de ellos han permanecido en prisión sin conocer los cargos exactos ni tener acceso a un proceso legal adecuado. La comunidad isleña, que nunca había experimentado problemas de pandillas, se convirtió en víctima de detenciones injustificadas.
Organizaciones como el Centro de Intercambio y Solidaridad (CIS) y Socorro Jurídico Humanitario (SJH) trabajan en la defensa de los arrestados, logrando la liberación de algunos. Sin embargo, la situación destaca las injusticias cometidas durante el régimen de excepción, donde miles de personas han sido detenidas sin pruebas contundentes.
El caso de la isla Espíritu Santo resalta la falta de criterio en las detenciones, basadas en falsas acusaciones o chismes. La comunidad LGBTQ+ también se vio afectada, con casos de detenciones de miembros de esta comunidad, a pesar de que las pandillas en El Salvador son conocidas por ser homófobas.
La implementación del régimen de excepción ha generado críticas y preocupaciones sobre los derechos humanos en El Salvador. A pesar de la disminución de la tasa de homicidios, las detenciones arbitrarias y la suspensión de garantías procesales plantean cuestionamientos sobre los métodos utilizados para lograr la seguridad. La isla Espíritu Santo, que alguna vez fue un remanso de paz, se ha convertido en el escenario de una pesadilla generada por la lucha contra las pandillas.