El profesor, destacado por su cumplimiento en las labores educativas, también era conocido por su actitud positiva y su naturaleza servicial. Residía en el centro de la ciudad y, trágicamente, hizo sus últimos recorridos en moto antes de ser víctima del tiroteo.
El incidente ocurrió en un centro de juego de azar donde, según las investigaciones preliminares, el objetivo real de los criminales era otra persona. Sin embargo, Hernández Severino resultó fatalmente alcanzado por las ráfagas de disparos.
Además de su carrera como profesor de educación física, Hernández Severino también estaba involucrado en actividades políticas y aspiraba a participar en las elecciones municipales. Su trágica muerte dejó a su esposa, también profesora, viuda, y a sus cuatro hijos en la orfandad.
A pesar de su partida repentina, Hernández Severino había experimentado un ascenso en su vida, adquiriendo un vehículo nuevo y buscando aumentar sus ingresos a través de servicios de transporte. Su vida, truncada en el momento inesperado del tiroteo, deja preguntas sin respuestas y un vacío en la comunidad educativa y política.
El sepelio del profesor Luis Manuel Hernández Severino generó una conmoción en El Valle, con muchas preguntas sin respuestas claras sobre las circunstancias de su muerte. La pérdida de un hombre dedicado y alegre ha dejado una profunda huella en la comunidad.