Cerca de 1,4 millones de palestinos malviven en Rafah, localidad fronteriza con Egipto, la mayoría desplazados de otras partes del enclave, bombardeado y asediado por Israel.
En medio de los combates, al menos 10 personas murieron en bombardeos en Rafah y Deir al Balah, y el conflicto ha dejado un saldo de 28,985 muertos, en su mayoría mujeres y menores, según el Ministerio de Salud de Gaza. La guerra estalló en octubre pasado después de que Hamás atacara el sur de Israel, y desde entonces, las cifras de víctimas y la destrucción han aumentado.
Las esperanzas de un alto el fuego se ven empañadas por las amenazas de Estados Unidos de bloquear una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que busca un alto el fuego inmediato. Además, las negociaciones para una tregua no han sido prometedoras, según Catar, uno de los mediadores clave junto a Estados Unidos y Egipto.
El conflicto en Gaza también ha generado preocupaciones sobre una posible expansión del conflicto, ya que el ejército israelí informó que bombardeó "infraestructuras terroristas" de Hezbolá, respaldado por Irán, en el sur de Líbano. La violencia en Cisjordania ocupada también se intensifica, con informes de palestinos muertos en enfrentamientos con las fuerzas israelíes.
El contexto humanitario es crítico, con la amenaza de hambruna en el norte de Gaza, y la situación se complica aún más por la posición de Netanyahu, quien ha expresado que la operación avanzará con o sin acuerdo para la liberación de rehenes. La comunidad internacional, incluyendo a Egipto y Francia, ha expresado preocupación por las consecuencias humanas y la posibilidad de un éxodo de palestinos a Egipto.
El conflicto en Gaza sigue siendo una grave crisis humanitaria con consecuencias devastadoras para la población civil. La comunidad internacional continúa buscando soluciones para poner fin a la violencia y garantizar la entrega de ayuda humanitaria a las áreas afectadas.