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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, visita la exposición de logros "Rusia" antes del congreso del partido Rusia Unida en Moscú, el 17 de diciembre de 2023
Fecha: 16/02/2024
La muerte, la cárcel o el exilio son los destinos comunes reservados a los opositores del presidente ruso, Vladimir Putin. Alexéi Navalni, el principal opositor de Putin, falleció en una cárcel del Ártico mientras cumplía una pena de 19 años por "extremismo". A lo largo de su vida, Navalni fue acosado, envenenado y encarcelado, siendo víctima de un grave envenenamiento en 2020 que atribuía al Kremlin.
Otros opositores han enfrentado destinos similares. Boris Nemtsov, ex viceprimer ministro y crítico de Putin, fue asesinado en 2015. La periodista Anna Politkóvskaia, conocida por denunciar los crímenes del ejército ruso en Chechenia, fue asesinada en 2006.
Aquellos que no enfrentan la muerte a menudo terminan en la cárcel. Oleg Orlov, defensor de los derechos humanos y miembro de la ONG Memorial, se enfrenta a hasta cinco años de prisión. Vladimir Kara Murza, antiguo opositor, fue condenado a 25 años de cárcel y está cumpliendo su condena en Siberia. Otros, como Ilia Iachin y Ksenia Fadeieva, también han sido condenados a prisión por diversas acusaciones.
El exilio es la elección de muchos opositores. Garry Kasparov, excampeón mundial de ajedrez, y Mijaíl Jodorkovski, exmagnate del petróleo, se encuentran entre los que han buscado refugio fuera de Rusia. Sin embargo, Moscú también aumenta la presión sobre los disidentes en el exilio, como se evidenció con la investigación abierta contra el escritor Boris Akunin.
La represión en Rusia se ha intensificado, con cientos de activistas, opositores y periodistas siendo etiquetados como "agentes del extranjero". Organizaciones como la ONG Memorial han sido disueltas, y varias asociaciones críticas han sido obligadas a disolverse. La situación muestra un panorama sombrío para aquellos que se atreven a oponerse al régimen de Putin.