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El exprimer ministro Ariel HenryHenry había aterrizado previamente en Puerto Rico luego de no poder regresar a su país el pasado 5 de marzo. La situación en Haití ha sido caótica en las últimas semanas, con bandas armadas desatando una ola de violencia contra el primer ministro, incluyendo ataques contra el aeropuerto, comisarías, prisiones y otros edificios públicos.
La semana pasada, Henry finalmente aceptó dimitir, abriendo paso a un consejo presidencial de siete miembros y dos observadores, cuya formación se anunció este viernes tras algunos retrasos.
Los disturbios en Haití se intensificaron mientras Henry se encontraba en Kenia, buscando acordar el envío de policías como parte de una misión internacional supervisada por la ONU. Sin embargo, la permanencia de Henry en el cargo estaba en duda debido a la inseguridad continua y al hecho de que había asumido el cargo después del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, sin pasar por un proceso electoral, en un país que no ha celebrado elecciones desde 2016.
Un informe del grupo de reflexión International Crisis Group (ICG) destacó que detener la violencia en Haití será un desafío crucial para la unidad y la capacidad de resistencia del nuevo gobierno. El informe instó a las nuevas autoridades a retomar conversaciones con socios extranjeros para acelerar el despliegue de la misión internacional y proporcionar apoyo a la policía haitiana en su lucha por recuperar el control del país.
La situación humanitaria en Haití también ha sido grave, con casi la mitad de la población enfrentando niveles críticos de inseguridad alimentaria aguda. El Programa Mundial de Alimentos en Haití ha destacado la urgencia de la situación, señalando que la respuesta urgente es necesaria para abordar el hambre y la crisis de seguridad que asolan al país.