Diseño y Construcción de la Penitenciaría Nacional de La Victoria: Detalles Reveladores del Arquitecto Cuqui Batista



La cárcel fue inaugurada el 16 de agosto de 1952 y en la actualidad es la más poblada y hacinada del país.

Por Alfonso Alvarez, www.laspalomastv.com

26 de marzo del 2024.

El arquitecto Francisco Manuel Batista, conocido afectuosamente como Cuqui, ha sido una figura destacada en el mundo del diseño arquitectónico en la República Dominicana. Con casi 99 años de edad, posee una memoria asombrosa y comparte detalles fascinantes sobre sus numerosos proyectos, incluida la Penitenciaría Nacional de La Victoria.

El arquitecto Francisco Manuel Batista, con casi 100 años de edad, muestra sus habilidades para el diseño como lo hizo para La Victoria.

Cuando apenas era un joven arquitecto, Batista se encontraba trabajando en una compañía constructora donde tuvo la oportunidad de colaborar en el diseño de la Penitenciaría Nacional de La Victoria bajo la dirección del arquitecto Rafael Bonnelly. Este proyecto se presentó con desafíos significativos, ya que se debía cumplir con un presupuesto estricto sin sacrificar la calidad y funcionalidad del diseño.

La cárcel de La Victoria fue construida con una inversión de 915,000 pesos, de los cuales 750,000 se destinaron a su construcción y 165,000 a equipar los 4 talleres que albergaba. Batista recuerda cómo, bajo la presión de mantener el costo dentro del límite establecido, propuso soluciones ingeniosas que permitieron mantener el presupuesto original.

Uno de los aspectos clave del diseño fue la optimización del espacio y los recursos disponibles. Batista sugirió un cambio en la estructura del techo, reemplazando una viga por una bóveda más económica, lo que permitió maximizar el espacio interior de los salones sin exceder el presupuesto. Esta solución fue aceptada y contribuyó al éxito del proyecto.

La penitenciaría fue inaugurada el 16 de agosto de 1952 y se convirtió en la cárcel más poblada y hacinada del país. A lo largo de los años, ha enfrentado desafíos relacionados con la sobrepoblación y las condiciones de vida de los reclusos. Aunque la estructura original fue diseñada para albergar una cierta cantidad de presos de manera segura y humana, el crecimiento excesivo de la población penitenciaria ha generado problemas de hacinamiento y falta de recursos.

Batista enfatiza la importancia de que las cárceles no solo sirvan como lugares de detención, sino también como centros de rehabilitación y formación profesional. Propone que se implementen talleres de oficios para que los reclusos puedan adquirir habilidades y prepararse para reintegrarse a la sociedad una vez cumplida su condena.

En cuanto a la "nueva Victoria", Batista expresa su preocupación por la falta de soluciones arquitectónicas adecuadas que la conviertan en una instalación penitenciaria funcional. Observa que las estructuras parecen más edificios de apartamentos y sugiere que se revisen y mejoren para cumplir con los estándares necesarios para una prisión.

El legado arquitectónico de Cuqui Batista continúa resonando en la República Dominicana, y su experiencia y perspectivas ofrecen una visión valiosa sobre el diseño y la construcción de importantes proyectos, como la Penitenciaría Nacional de La Victoria.







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