Sepelio de Kiko la QuemaA pesar de las actividades delictivas asociadas a estos individuos, cientos de personas se han unido para darles el último adiós, revelando una compleja visión social sobre la moralidad y el comportamiento criminal. Mientras que algunos ciudadanos celebran la desaparición física de estos criminales, otros muestran solidaridad asistiendo masivamente a los velatorios y entierros, destacando una práctica que se ha vuelto recurrente en los últimos años en el país.
El caso de "Kiko la Quema" es paradigmático. Este reconocido narcotraficante, buscado por la policía durante cinco meses, fue abatido en un enfrentamiento armado en San Cristóbal. Aunque su muerte causó satisfacción para algunos, su velatorio se convirtió en un acto de homenaje, donde familiares y amigos exaltaban su figura y lo comparaban con héroes del narcotráfico colombiano. La comunidad de Cambita Garabitos, su lugar de origen, se volcó en mostrar luto y apoyo al considerarlo un héroe local.
Similar fue el ambiente en el sepelio de "Moreno Dollar" en San Pedro de Macorís. Este joven de 24 años, cabecilla de la banda "Los Fieros", fue abatido por la Policía Nacional en un operativo. Su entierro, marcado por el consumo de bebidas alcohólicas y llantos prolongados, reflejó el apoyo y la admiración que algunas personas sentían hacia él, a pesar de sus actividades delictivas.
Estos eventos han despertado debates sobre la moralidad y la percepción del crimen en la sociedad dominicana. Mientras que para algunos ciudadanos estos criminales son considerados héroes y dignos de homenaje, para otros representan una amenaza para la seguridad y el orden público.
La Policía Nacional, por su parte, ha continuado con sus operativos contra el crimen organizado, deteniendo a personas vinculadas a estas estructuras criminales. Sin embargo, la glorificación de delincuentes en los sepelios masivos destaca la complejidad de abordar el fenómeno del crimen desde una perspectiva social y cultural.