Los alrededores de la embajada de Canadá en Puerto Príncipe fueron asediados por manifestantes que denuncian la intromisión extranjera en Haití.
La dimisión de Ariel Henry como primer ministro de Haití ha puesto fin a días de presión tanto de los socios internacionales como de las pandillas que afectan al país. Sin embargo, esta situación plantea interrogantes sobre el futuro próximo de la nación caribeña.
Henry ha aceptado la instauración de un consejo presidencial de transición, que dirigirá el país hasta el nombramiento de un nuevo primer ministro y un nuevo ejecutivo. Este consejo estará compuesto por siete miembros representativos de las principales fuerzas políticas del país, con la tarea de conducir al país hacia unas elecciones generales.
Estados Unidos ha instado a que este consejo se forme en un plazo de 24 a 48 horas, subrayando la necesidad de una transición rápida y estable.
Aunque esta transición política es un paso importante hacia un gobierno más inclusivo, los expertos señalan que el verdadero desafío será que los partidos políticos puedan trabajar juntos por el interés nacional, dejando de lado sus desacuerdos históricos.
Además, la presencia de pandillas armadas sigue siendo un obstáculo importante, y será crucial ver si estas permiten que las nuevas autoridades trabajen sin interferencias.
A pesar de este avance político, la legitimidad del nuevo gobierno podría verse cuestionada debido a la mala imagen de los políticos en el país. Los expertos advierten que el sistema político haitiano está desacreditado, y que será necesario trabajar para reconstruir la confianza de la población en las instituciones gubernamentales.
En resumen, aunque la creación de un consejo presidencial de transición representa un paso adelante para Haití, el país aún enfrenta muchos desafíos antes de lograr una estabilidad política duradera y reconstruir su sociedad.