Después de años de lucha y sufrimiento, finalmente se descubrió que Yeimy tenía un quiste en el cerebelo lleno de líquido putrefacto, una condición extremadamente rara y peligrosa. A través de ocho cirugías y múltiples estados de coma, Yeimy y su familia enfrentaron desafíos que pusieron a prueba su fe y su resistencia.
Sin embargo, en su momento más oscuro, cuando los médicos declararon su muerte y su madre recibió el papel para firmar su fallecimiento, un milagro ocurrió. Yeimy, aún en coma, tuvo una experiencia cercana a la muerte en la que afirma haber visto a Jesucristo y haber recibido un mensaje divino. A pesar de todas las probabilidades, Yeimy resucitó, desafiando cualquier explicación médica.
Desde entonces, Yeimy ha continuado su increíble recuperación, encontrando fuerza en su fe y en el amor de su familia. A pesar de las secuelas físicas de su enfermedad, ha retomado su vida con determinación, inscribiéndose en la universidad y participando en películas locales como actriz.
La historia de Yeimy es un testimonio conmovedor de la capacidad del espíritu humano para superar la adversidad y encontrar esperanza incluso en los momentos más oscuros. Su fe inquebrantable y su increíble recuperación son un recordatorio de que, cuando se tiene a Dios como aliado, nada es imposible.