Aunque se llevó a cabo el traslado, las autoridades no han proporcionado información sobre el destino final de los reclusos. Esta situación ha generado incertidumbre entre los familiares que se encontraban aglomerados en las afueras de la cárcel, quienes corrieron para tratar de identificar si sus seres queridos estaban entre los trasladados.
Los reclusos, en declaraciones a la prensa, describieron las penurias que han enfrentado desde que inició el incendio más temprano en el día. Entre lágrimas, expresaron que "hay muchos muertos" y que no han recibido alimentos desde las 7:00 de la mañana. Mientras esperaban dentro de los camiones de control migratorio, algunos de ellos clamaban por ayuda, narrando cómo intentaron salvar a compañeros arrojando cubos de agua para sofocar las llamas.
En medio de esta tragedia, los presos, en su espera, solicitaban desesperadamente agua, comida y ayuda económica a la multitud reunida en las afueras de la cárcel.