![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIBoscBZI5PAYJpnKJNGV4GjjIXImyvNAxHK_DsCyUZFXcrWWED0tdIm-8MeWTPGidZMmAVLBOHbpjzBNQMbal69V3aMpFBw4zS9-JVhTmXoCGq2qD4hw6myCtVcpMEMOEnVboMbZPYq8NQ_msYW8h-VZmYyDnM_IAInLEUVdDimAvgJgROWnqDfca6dbw/w640-h428-rw/65f0c3ddb1399%20(1).jpeg)
La encuesta revela que la mayoría de los votantes no considera que ninguno de los candidatos tenga la capacidad mental o la forma física adecuada para ser presidente. A pesar de que el 48 % cree que Trump tiene la capacidad mental necesaria, solo el 28 % opina lo mismo de Biden. Además, el 59 % tiene una opinión desfavorable de Biden, mientras que el 52 % tiene una opinión desfavorable de Trump.
Esta situación refleja un nivel de descontento sin precedentes en la historia reciente de las elecciones estadounidenses. Biden acumula una diferencia de 15 puntos entre opiniones negativas y positivas, mientras que Trump tiene una diferencia de 10 puntos. Estas cifras son comparables solo con las de las elecciones de 2016, cuando Trump se enfrentó a la demócrata Hillary Clinton.
A pesar de su polarización y su histórico nivel de impopularidad, Trump parece estar operando dentro de su zona de confort. Según la encuesta del WSJ, tiene ventaja en seis de los siete estados considerados clave en el sistema de colegio electoral. Esto podría darle una segunda presidencia si los resultados se mantienen.
El descontento con Biden se centra especialmente en temas como la inmigración y la economía, donde Trump parece estar mejor posicionado. Además, el reciente conflicto en Gaza ha influido en la debilidad de Biden en este año electoral.
En última instancia, la elección podría definirse por los votos de los indecisos. Si Biden perdiera en noviembre, sería el primer presidente en no lograr la reelección con la economía creciendo y alejándose de la recesión.