
A pesar de los ataques, no se han reportado muertes, aunque una niña beduina resultó gravemente herida en la cabeza por la metralla. La mayoría de las intercepciones se realizaron fuera de las fronteras israelíes, gracias a la colaboración con sistemas antiaéreos propios y de aliados como Estados Unidos y el Reino Unido.
Irán lanzó estos ataques como represalia por el reciente ataque al consulado iraní en Damasco, atribuido a Israel y que resultó en la muerte de siete miembros de la Guardia Revolucionaria iraní. Las alarmas antiaéreas sonaron en todo el país, y se reportaron explosiones en lugares emblemáticos como el parlamento y la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén.