La hija de Baker, Natalie, y su marido, Davy Lloyd, se encontraban en el país ejerciendo como misioneros cuando fueron atacados por una banda armada.
El hecho de que la organización intentara evacuar a los misioneros y negociar con los pandilleros resalta los extremos a los que están dispuestos a llegar para proteger a su personal en situaciones tan críticas. Sin embargo, la falta de éxito en estos esfuerzos subraya la complejidad y la brutalidad de la situación de seguridad en Haití, especialmente en áreas controladas por bandas armadas.
Este trágico incidente destaca la urgencia de abordar la violencia desenfrenada y la inseguridad en Haití, así como la necesidad de una respuesta internacional coordinada y efectiva. El despliegue de la misión multinacional liderada por Kenia, respaldada por la ONU y financiada por Estados Unidos, es un paso crucial hacia la estabilización y la restauración del orden en el país.
La pérdida de vidas inocentes como la de los misioneros estadounidenses es devastadora y refuerza la determinación de la comunidad internacional para trabajar en conjunto en la búsqueda de soluciones para poner fin a la violencia y garantizar la seguridad de todos los habitantes de Haití.