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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se dirige a una reunión ministerial sobre planes para apoyar al estado de Rio Grande do Sul, afectado por inundaciones, en el palacio presidencial, en Brasilia, Brasil, el lunes 13 de mayo de 2024.El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, admitió que las autoridades brasileñas no estaban preparadas para enfrentar una catástrofe de la magnitud de las inundaciones que han golpeado el estado de Rio Grande do Sul. El número de víctimas continúa aumentando, con 147 muertos, 127 desaparecidos y 806 heridos, además de 600,000 personas desplazadas de sus hogares, según la Defensa Civil.
Lula suspendió una visita oficial a Chile para monitorear la emergencia y anunció que regresará al estado de Rio Grande do Sul el miércoles por tercera vez en pocos días. Durante una reunión con el ministro de Finanzas y el gobernador del estado, expresó su preocupación por la magnitud del desastre y la falta de preparación para enfrentarlo.
A pesar de la disminución de las lluvias, el gobernador Leite instó a los evacuados a no regresar a sus hogares, especialmente en áreas de riesgo, debido al aumento del nivel del río Guaíba, que podría alcanzar un nuevo récord. Se han tomado medidas de emergencia, como la construcción de barreras con sacos de arena para proteger las áreas más vulnerables.
La situación se agrava con la llegada de un frente frío, según advierte la agencia meteorológica MetSul. Las autoridades están trabajando en la distribución de suministros y donaciones para ayudar a las familias afectadas, y se han anunciado medidas para suspender temporalmente los pagos de la deuda del estado con el gobierno federal.
El impacto de las inundaciones también se ha sentido en Argentina, donde cientos de personas han sido evacuadas en la provincia de Entre Ríos debido a la crecida del río Uruguay. La situación sigue siendo grave, con pronósticos de que el nivel del agua seguirá aumentando en los próximos días.