El aumento anticipado en el número de huracanes en el Atlántico se atribuye a una serie de condiciones climáticas especiales, incluido el regreso del fenómeno de La Niña. Los meteorólogos de la Agencia Meteorológica de EE. UU. estiman que este año podría haber entre 17 y 25 grandes depresiones, con entre 8 y 13 de ellas convirtiéndose en huracanes. Se espera que estos huracanes sean más intensos y frecuentes debido a varios factores, incluido el calentamiento del océano Atlántico y la transición de El Niño a La Niña.
La Niña, un fenómeno climático que provoca un ligero enfriamiento general, está contribuyendo a condiciones atmosféricas más tranquilas en la región del Caribe, lo que permite la formación de más ciclones tropicales. Además, el calentamiento récord del océano Atlántico en los últimos años está alimentando la intensificación de estos ciclones, ya que el agua más cálida aumenta la evaporación y la humedad en la atmósfera, lo que puede resultar en lluvias más intensas y huracanes más potentes.
Se cree que el cambio climático está exacerbando esta situación, ya que ha demostrado estar contribuyendo al calentamiento de las aguas y al aumento de la frecuencia e intensidad de los ciclones tropicales. Los científicos sugieren que medidas urgentes para abordar el cambio climático, como reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la quema de combustibles fósiles, son esenciales para limitar la frecuencia y la gravedad de los huracanes en el futuro.