El Paso, TX - 11 de agosto del 2024
En un año electoral crucial en Estados Unidos, la frontera con México ha experimentado un aumento significativo en la vigilancia. La ciudad de El Paso, en Texas, es un claro ejemplo de este esfuerzo por limitar los cruces migratorios, en un contexto donde la migración se ha convertido en un tema central del debate político.
La frontera, caracterizada por su clima desértico, ahora cuenta con alambres de púa sobre el río Bravo, torres de vigilancia, helicópteros, detectores de movimiento y una constante presencia de la Patrulla Fronteriza. Este cambio drástico ha ocurrido en pocas semanas, reflejando la necesidad del Gobierno de mostrar una postura más firme frente a la migración, especialmente en un año donde la vicepresidenta Kamala Harris se enfrenta al exmandatario Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre.
Según un promedio de encuestas del portal Real Clear Politics al 29 de junio, un 62,4 % de los estadounidenses desaprueba la gestión del presidente Joe Biden en cuanto al manejo de la frontera. Ante esta situación, la administración ha intensificado las medidas de control y deportación.
Uno de los puntos clave en este esfuerzo ha sido la orden ejecutiva emitida el 5 de junio, que establece que aquellos que crucen la frontera de manera ilegal no podrán solicitar asilo, salvo en casos excepcionales como el de niños no acompañados, víctimas de trata o personas con emergencias médicas. Además, los detenidos ahora enfrentan un proceso de deportación acelerado.
En cuanto a los datos, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha registrado una disminución en los arrestos en El Paso, pasando de 23,478 en mayo a 14,515 en junio del presente año fiscal.
El agente de la Patrulla Fronteriza Orlando Marrero, uno de los 1,600 oficiales en El Paso, advirtió sobre los peligros del cruce fronterizo en esta región árida, mencionando el intenso calor, la deshidratación, la fauna peligrosa y la posibilidad de quedar a merced de grupos criminales.
A pesar de las medidas tomadas, el director del Instituto Fronterizo Esperanza en El Paso, Dylan Corbett, subrayó que estas políticas de mano dura no resolverán el problema a largo plazo y forman parte de una estrategia para rechazar a los migrantes. Corbett criticó la retórica xenófoba del expresidente Donald Trump, afirmando que, a pesar de los esfuerzos por militarizar la frontera, los migrantes seguirán llegando, buscando mejores oportunidades para ellos y sus familias.
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