El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, ha revocado el acuerdo al que el país había llegado con tres acusados por los ataques del 11 de septiembre de 2001. Este acuerdo permitía a los acusados declararse culpables a cambio de una sentencia de cadena perpetua.
En un memorando publicado hoy por el Pentágono, Austin anunció su decisión de "ejercer su autoridad" para cancelar los acuerdos con Khalid Shaikh Mohammed, considerado el cerebro de los ataques, y sus cómplices Walid bin Attash y Mustafa al-Hawsawi, quienes están detenidos en la prisión de Guantánamo, Cuba.
El secretario de Defensa también ha retirado a la general de brigada, Susan Escallier, de sus funciones como supervisora del caso. Escallier fue la encargada de negociar y alcanzar el acuerdo con los acusados.
"A la luz de la importancia de la decisión de llegar a acuerdos previos al juicio con los acusados, he determinado que la responsabilidad de dicha decisión debe recaer en mí", escribió Austin en el memorando.
El acuerdo de culpabilidad evitaba que el caso pudiera acarrear una sentencia de muerte; sin embargo, con la decisión de hoy, la posibilidad de la pena capital vuelve a estar sobre la mesa.
Los acusados han estado encarcelados en Guantánamo sin juicio desde 2003. El caso ha estado envuelto en más de una década de procedimientos previos al juicio, centrados en si las torturas sufridas en prisiones secretas de la CIA habían contaminado las pruebas en su contra.
Los detenidos están imputados como organizadores de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Ese día, 19 hombres secuestraron cuatro aviones comerciales: dos fueron estrellados contra las Torres Gemelas en Nueva York, otro contra el Pentágono en las afueras de Washington, y el cuarto en un campo de Pensilvania.
Además del cargo de conspiración, están imputados por cometer asesinatos en violación de la ley de guerra, atacar a civiles y terrorismo.
Mohammed, un ingeniero educado en Estados Unidos, fue acusado de haber ideado el plan para secuestrar aviones y estrellarlos contra edificios. Según los fiscales, presentó la idea a Osama bin Laden en 1996 y ayudó a entrenar y dirigir a algunos de los secuestradores.