Ulises Martínez camina por debajo del puente donde dos de los autobuses en los que se movilizaban los estudiantes que luego desaparecieron fueron atacados hace 10 años. (AP Foto/Félix Márquez)Martínez, quien entonces tenía 20 años, recuerda cómo junto a sus compañeros se movilizaba en autobuses que habían tomado para viajar cuando fueron atacados por la policía, presuntamente vinculados con el crimen organizado. Aquel ataque dejó seis muertos, más de 40 heridos y casi la mitad de los estudiantes desaparecidos.
Esa noche, Martínez supo desde el principio que la situación era crítica. Relata cómo su grupo fue detenido en diversos puntos, sufrieron tiroteos y quedaron a merced de la violencia. Aunque intentaron buscar refugio, la confusión y el caos los mantuvieron en constante
“Aquí quedamos”, pensaba Martínez mientras su camioneta atravesaba un retén de hombres armados. El terror continuó con las balas, el caos y el horror de ver autobuses destruidos y compañeros desaparecidos.
A lo largo de la madrugada, mientras esperaban ayuda que nunca llegó, el ejército apareció para agrupar a los estudiantes sobrevivientes, pero en lugar de darles seguridad, sembraron más miedo. “Si no dan su nombre verdadero, nunca los van a encontrar”, les advirtieron
Hoy, Ulises Martínez revive esa noche de terror con la esperanza de que algún día se haga justicia y se sepa toda la verdad sobre la desaparición de sus compañeros, un caso que sigue siendo una herida abierta en México.
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