
El presidente abordó cómo estas políticas, consideradas un "pecado en el alma" del país, buscaban erradicar la identidad cultural indígena, promoviendo la conversión forzada al cristianismo y la desaparición de idiomas y costumbres nativas. Un informe reciente reveló las múltiples violaciones a los derechos humanos en más de 400 internados a nivel nacional, que resultaron en la muerte de más de mil menores, y cuyo impacto aún afecta a las generaciones actuales.
Deb Haaland, quien ha impulsado investigaciones sobre los abusos en estos internados, subrayó la resistencia de los pueblos nativos y su supervivencia pese a los esfuerzos por erradicar sus tradiciones. Las políticas actuales del gobierno de Biden han destinado recursos a las comunidades indígenas para mejorar su calidad de vida, reforzar su autonomía y preservar sus lugares ancestrales.
Esta disculpa se une a un movimiento global de reconocimiento y reparación a comunidades indígenas en varios países. Biden también reafirmó el compromiso de su gobierno de continuar trabajando por la justicia histórica y la protección de los derechos indígenas en el país.
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