
Kamala Harris ha emergido como una figura pionera desde su entrada a la Casa Blanca, donde se convirtió en la primera mujer, negra y surasiática en ocupar el cargo de vicepresidenta de Estados Unidos. Sin embargo, su camino ha estado lleno de desafíos y críticas.
En un evento decisivo, Harris se encontró en casa haciendo panqueques y un rompecabezas con sus sobrinas nietas cuando recibió una llamada de Joe Biden que cambiaría su vida. El presidente le anunció su retiro de la carrera presidencial, lo que llevó a Harris a lanzar su propia campaña en un momento en que enfrentaba uno de los índices de aprobación más bajos para una vicepresidenta.
A pesar de este inicio difícil, Harris logró encadenar mítines y recaudar más de mil millones de dólares en fondos, generando lo que ella describe como una "explosión de alegría" en un partido que había perdido la esperanza. Sin embargo, la euforia inicial se ha desvanecido, y ahora se encuentra en una dura lucha por las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Retos y oportunidades
Harris ha enfrentado críticas sobre su competencia desde que consolidó el cargo, siendo a menudo ridiculizada por sus "galimatías" y recibiendo ataques por su manejo de la migración ilegal. No obstante, su papel se transformó tras la anulación del derecho federal al aborto en 2022, lo que la llevó a adoptar una voz más prominente en la campaña presidencial de Biden.
Desde entonces, ha sido reconocida como un rival formidable, incluso por Donald Trump, quien antes la desestimaba. En su único debate electoral, fue ella quien se destacó, demostrando que es una contendiente seria.
Una campaña estratégica
Harris ha optado por no enfocarse en su raza o género durante la campaña, hablando más sobre su madre india y su trayectoria profesional como fiscal. Su devoción por su esposo, Doug Emhoff, y su relación con sus hijastros, a quienes les gusta llamarla "Momala", también ha sido un punto clave en su campaña.
A pesar de algunos tropiezos en la comunicación con los medios, Harris se ha mantenido firme en su objetivo: romper el techo de cristal más alto de Estados Unidos y convertirse en la primera mujer presidenta del país. "Creo que ha hecho una buena campaña. Y si ella pierde, algunos dirán 'oh, es porque no hizo una buena campaña', y creo que eso es incorrecto", opina David Karol, profesor de política en la Universidad de Maryland.
La pregunta ahora es si Harris podrá reunir todas las piezas necesarias para alcanzar la presidencia y cambiar el rumbo de la política estadounidense.
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