Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 129,1-2.3-4.5-6.7-8
R/. Desde lo hondo a ti grito, Señor
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):
Palabra del Señor.
MENSAJES:
MENSAJE ESPIRITUAL DE LA PRIMERA LECTURA:
El mensaje central es la esperanza inquebrantable en la misericordia de Dios, incluso en medio del sufrimiento. Aunque el autor expresa profunda aflicción y desolación, recuerda que la compasión de Dios es eterna y se renueva cada mañana. Esta es una invitación a confiar en la bondad de Dios ya esperar pacientemente en su salvación, incluso en los momentos más oscuros.
MENSAJES ESPIRITUAL DEL SALMO:
Este salmo es un clamor desde lo más profundo, una súplica de perdón y redención. Subraya la importancia de esperar en el Señor con confianza, reconociendo que en Él hay misericordia abundante y perdón. La imagen del centinela esperando la aurora refuerza la idea de la espera activa y esperanzada en la fidelidad de Dios.
MENSAJE ESPIRITUAL DEL EVAGELIO:
Jesús invita a sus discípulos a no temer, sino a confiar en Él como el camino, la verdad y la vida. Les aseguran que, aunque parte, lo hace para preparar un lugar en la casa del Padre. Esta enseñanza es un recordatorio de que solo a través de Jesús se encuentra la unión con Dios, fortaleciendo la confianza en la promesa de vida eterna y la certeza de su guía.
Reflexión final :
Las lecturas nos enseñan que, ante la adversidad, debemos recordar la misericordia y la fidelidad de Dios, que no falla. Jesús nos ofrece un camino de esperanza y seguridad, asegurándonos que donde Él va, nosotros también podemos seguirlo. La clave es creer, esperar y confiar.
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