Puerto Príncipe, Haití — 24 de noviembre del 2024
La situación en Haití sigue agravándose mientras la misión de paz liderada por Kenia y respaldada por la ONU enfrenta crecientes desafíos. Pandillas armadas han intensificado sus ataques, controlando aproximadamente el 85% de la capital y llevando al país al borde del colapso.
El cierre temporal del principal aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, tras un tiroteo que hirió a una azafata en noviembre, ha aislado aún más al país, dificultando la llegada de ayuda humanitaria en una nación donde casi la mitad de los 11 millones de habitantes enfrentan niveles críticos de hambre.
La violencia se expande
Los ataques no solo han paralizado la capital, sino que han alcanzado zonas antes consideradas seguras, obligando a la población a tomar las armas para defender sus comunidades. Al menos 28 pandilleros murieron en enfrentamientos recientes, pero los residentes siguen atemorizados ante el creciente control de las bandas.
La crisis se profundizó aún más tras la renuncia del primer ministro anterior y la llegada de un nuevo líder, Alix Didier Fils-Aimé, quien ha prometido reforzar la seguridad. Sin embargo, los esfuerzos parecen insuficientes frente a una ola de violencia que ha dejado más de 4.500 muertos en lo que va del año.
Un panorama sombrío
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras han suspendido servicios clave tras acusación de ataques por parte de la policía haitiana, dejando a millas sin acceso a atención médica. "No vemos una salida inmediata a esta crisis", afirmó Robert Fatton, experto en política haitiana.
Mientras tanto, la misión liderada por Kenia enfrenta críticas por su presencia limitada. Con menos de 400 oficiales desplegados, el contingente está lejos de los 2.500 efectivos planeados, lo que reduce su capacidad para frenar la violencia.
¿Cuál es el futuro?
Con una población atrapada entre pandillas y un gobierno disfuncional, Haití se enfrenta a un aislamiento internacional creciente y la falta de consenso político interno. La comunidad internacional debate opciones, pero las divisiones en el Consejo de Seguridad de la ONU, con Rusia y China oponiéndose a una misión de mantenimiento de la paz, dificultan una solución inmediata.
"Las bandas no temen a la misión", agregó Fatton, quien planteó que una negociación con las pandillas, aunque controvertida, podría convertirse en una opción si la situación continúa deteriorándose.
En un contexto donde las instituciones colapsan y la inseguridad se intensifica, Haití se pregunta: ¿Qué será lo próximo?
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