Este proyecto experimental tenía como objetivo explorar cómo la inteligencia artificial puede influir en la religión y la espiritualidad, abriendo un diálogo entre lo digital y lo divino. La IA, basada en GPT-4o de OpenAI y equipada con un generador de video y voz de IA, ofreció respuestas a preguntas sobre amor, guerra, sufrimiento, vida después de la muerte, y temas polémicos como los abusos dentro de la Iglesia Católica. .
El proyecto generó diversas reacciones entre los participantes. Muchos se mostraron profundamente conmovidos, mientras que otros cuestionaron la posibilidad de que una máquina pueda reemplazar la interacción humana en un contexto tan sagrado como la confesión. Para los responsables del proyecto, este "Jesús IA" no era un sustituto de las confesiones reales, sino una forma de reflexionar sobre el impacto de la tecnología en la espiritualidad.
El asistente teológico de la capilla, Marco Schmid, destacó que el propósito era provocar reflexión y no ofrecer absoluciones, ya que la máquina no estaba programada para dar oraciones ni respuestas sacramentales. A pesar de las críticas de quienes consideran la instalación como "blasfema", muchos participantes encontraron valor en la experiencia, lo que resalta la creciente importancia de la IA en todos los aspectos de la vida humana, incluida la religión.
Los resultados del proyecto, que incluyeron alrededor de 900 conversaciones transcritas de forma anónima, sugieren que el arte interactivo con IA puede ser una poderosa herramienta para generar introspección y nuevas perspectivas sobre la fe. Sin embargo, también se subraya la necesidad de continuar la reflexión sobre el equilibrio entre la tecnología y lo espiritual.
El futuro de este tipo de instalaciones sigue siendo incierto, pero el debate sobre la IA y su relación con la religión apenas está comenzando.
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