Las bandas armadas que operan en Haití tienen más poder de fuego que la Policía y someten al terror a la población con secuestros, extorsiones y robos.
Por Alfonso Alvarez
Haití enfrenta graves problemas de inseguridad, el vacío institucional y la debilidad de los controles fronterizos han creado un ambiente propicio para los criminales, incluyendo narcotraficantes, que han intensificado sus operaciones. Este problema en Haití también tiene un impacto en la región, ya que la demanda y circulación de armas de fuego ilegales en el país alimenta el tráfico en países vecinos como República Dominicana y Jamaica.
El tráfico de armas en Haití ha aumentado significativamente, con un gran número de armas de fuego en circulación en posesión ilegal. Las bandas armadas en el país tienen más poder de fuego que la propia Policía y utilizan estas armas para someter a la población con secuestros, extorsiones y robos. Esto representa una amenaza para la estabilidad regional y destaca la importancia de detener el flujo de armas y municiones.
Además del tráfico de armas, el informe señala que el narcotráfico también ha encontrado terreno fértil en Haití debido a la corrupción de actores económicos y políticos. La Oficina haitiana de Lucha contra el Tráfico de Estupefacientes tiene una capacidad operativa limitada y se han realizado pocas incautaciones en relación con la cantidad de drogas que circulan por el país.
El tráfico de migrantes es otro problema, y se ha convertido en un lucrativo negocio que involucra a varios actores tanto en Haití como en el extranjero. Los migrantes haitianos en la región enfrentan discriminación y xenofobia, y su falta de documentación los hace más vulnerables a la explotación laboral y a las organizaciones criminales.
En resumen, la situación en Haití es preocupante y tiene un impacto significativo en la seguridad y el orden en la región, lo que requiere una acción urgente para abordar estos problemas.
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