Procesión del Vía Crucis durante las celebraciones del Viernes Santo en Puerto Príncipe.
El papa Francisco había hecho un llamamiento por la liberación de las religiosas durante el Ángelus del pasado domingo, 21 de enero. Su preocupación por la situación en Haití y su llamado a la armonía social y el fin de la violencia resonaron en todo el mundo.
Las monjas y sus acompañantes fueron tomados como rehenes por hombres armados que bloquearon el autobús en el que viajaban. Según informes locales, los secuestradores exigieron un rescate de 3.5 millones de dólares. La liberación fue recibida con alegría y agradecimiento, tanto en Haití como en la comunidad internacional.
Monseñor Pierre-André Dumas, obispo de Anse-à-Veau-Miragoâne y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, se ofreció como rehén en lugar de las monjas en un gesto de valentía y solidaridad. La Iglesia católica haitiana organizó una jornada de oración, meditación y adoración eucarística por las monjas y todos los secuestrados.
Este episodio subraya la importancia de la solidaridad, la oración y los llamamientos a la paz en situaciones de crisis. La liberación de las monjas es un recordatorio de la esperanza que puede surgir incluso en momentos difíciles, y la comunidad internacional celebra la buena noticia desde Haití.