Conocida como el París de las Antillas en su apogeo, Cabo Haitiano ha emergido como una alternativa para muchos que buscan escapar de la violencia desenfrenada y la inestabilidad en la capital. La ciudad, ubicada en la luminosa costa norte de Haití, ha sido históricamente un epicentro de importantes eventos políticos y sociales en el país.
Sin embargo, su importancia se había desvanecido con el tiempo, especialmente después de perder su estatus como capital en los últimos años de la era colonial francesa. Ahora, ante el deterioro de la situación en Puerto Príncipe, Cabo Haitiano está experimentando un renacimiento.
La alcaldesa de la ciudad, Yvrose Pierre, ha observado este cambio de cerca. Empresarios, padres preocupados y ceremonias estatales han encontrado refugio en la relativa calma de esta ciudad costera. La tranquilidad de Cabo Haitiano contrasta fuertemente con la violencia desatada por las bandas armadas en Puerto Príncipe, donde los residentes viven con el temor constante de la violencia callejera y los enfrentamientos armados.
La reciente demolición de más de 1,500 viviendas en las afueras de la ciudad ha contribuido a mantener esta calma relativa. Este enfoque proactivo ha evitado que las bandas se establezcan en la ciudad y ha disuadido la violencia que ha plagado otras áreas del país.
Como resultado, Cabo Haitiano se ha convertido en un refugio para decenas de miles de personas que huyen de la violencia en Puerto Príncipe. Sin embargo, este aumento repentino de la población presenta desafíos significativos para la ciudad, que carece de los recursos necesarios para dar cabida a todos los que buscan refugio.
Las escuelas están abarrotadas, y muchos niños llegan rezagados en sus estudios debido al cierre de escuelas en Puerto Príncipe por la violencia. A pesar de estos desafíos, la ciudad está haciendo todo lo posible para proporcionar alojamiento y comida a los recién llegados, aunque algunos se ven obligados a dormir en las calles.
A pesar de sus problemas, Cabo Haitiano ofrece una sensación de seguridad y normalidad que es escasa en otras partes del país. Los residentes disfrutan de una vida diaria relativamente pacífica, con actividades como jugar al dominó al aire libre sin el temor constante a la violencia.
Sin embargo, algunos advierten que la verdadera transformación de Cabo Haitiano en la capital de facto del país requerirá cambios más profundos en la estructura del gobierno. Actualmente, todas las decisiones gubernamentales se toman en Puerto Príncipe, lo que limita el potencial de crecimiento y desarrollo de otras ciudades como Cabo Haitiano.
A pesar de estos desafíos, hay optimismo en la ciudad de que su resurgimiento continuará y que eventualmente recuperará su lugar como una de las ciudades más importantes de Haití. Con una gestión cuidadosa y un enfoque en la descentralización del gobierno, Cabo Haitiano tiene el potencial de convertirse en un faro de esperanza y estabilidad en medio de la turbulencia que enfrenta el país.