Un grupo de menores busca resguardo tras escuchar disparos en una escuela pública que sirve como refugio para la población que ha sido desplazada por la violencia de pandillas,
La violencia desatada por las pandillas ha provocado un éxodo de personas de la capital, con decenas de miles huyendo en busca de seguridad en otras regiones del país. Sin embargo, incluso aquellos que intentan escapar corren el riesgo de ser atacados en el camino.
Los efectos de la violencia se extienden a todos los aspectos de la vida diaria en Puerto Príncipe. Las escuelas, las empresas y las agencias gubernamentales están cerradas, dejando a muchos desempleados y aumentando la pobreza en todo el país. Los suministros básicos, como el agua y los alimentos, se vuelven escasos y caros, mientras que la falta de seguridad hace que las tareas más simples, como ir al mercado, se conviertan en actos peligrosos.
A pesar de la difícil situación, la gente encuentra formas de adaptarse y sobrevivir. Desde la autoempleo hasta la organización comunitaria, los haitianos están luchando por mantenerse a flote en medio del caos.
La ayuda humanitaria internacional está llegando, pero su distribución efectiva y equitativa sigue siendo un desafío. Mientras tanto, la población sigue atrapada en una lucha por la supervivencia en medio de la violencia implacable.