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El aeropuerto internacional de Dubái sufrió graves consecuencias, con las llegadas suspendidas debido a las inundaciones en las pistas y las carreteras circundantes. Los pasajeros lucharon por llegar a las terminales a través de las aguas que cubrían las carreteras, mientras que muchos se encontraron varados en el aeropuerto, incapaces de conseguir transporte.
La situación se tornó caótica, con personas durmiendo en la estación de metro y en el aeropuerto. La movilidad se vio severamente afectada, con taxis difíciles de conseguir y muchas carreteras intransitables debido a las inundaciones.
Las autoridades emiratíes implementaron medidas de respuesta, incluyendo el bombeo de agua de las calles y autopistas inundadas. Sin embargo, algunas casas también se vieron afectadas por las inundaciones, obligando a evacuaciones.
Las escuelas suspendieron las clases y muchos empleados del gobierno trabajaron desde casa para evitar los desafíos asociados con la movilidad. Los trabajadores que se aventuraron a salir se encontraron con problemas en las carreteras inundadas.
Aunque las autoridades no proporcionaron una evaluación general de los daños o heridos, se informó sobre la trágica muerte de un hombre de 70 años en Ras al-Jaima, arrastrado por el agua mientras conducía.
En resumen, las lluvias torrenciales causaron estragos en Emiratos Árabes Unidos, un país poco acostumbrado a este tipo de eventos climáticos extremos, dejando a su paso interrupciones significativas en el transporte y la vida cotidiana de los residentes.