
Los mediadores, que incluyen a Catar, Egipto y Estados Unidos, se sentaron con la delegación de Hamás para discutir la última propuesta de tregua, que incluye un cese de los combates por 40 días y un canje de rehenes israelíes por palestinos presos en Israel.
Sin embargo, Hamás reiteró que no aceptará ningún acuerdo que no incluya explícitamente el fin de la guerra, lo que representa un obstáculo para llegar a un acuerdo. Por su parte, un alto funcionario israelí negó los reportes de que Israel había aceptado terminar la guerra a cambio de la liberación de los rehenes en manos de Hamás.
Mientras tanto, los bombardeos israelíes continúan en Gaza, especialmente en la ciudad de Rafah, en el extremo sur de la Franja. Israel ha expresado su intención de lanzar una ofensiva terrestre contra Rafah, considerada el último bastión de los comandos islamistas.
Estas tensiones han aumentado la preocupación por el posible impacto humanitario de una ofensiva en Rafah. La directora del Programa Mundial de Alimentos advirtió sobre una "verdadera hambruna" en la región y la posibilidad de un "baño de sangre" si se lleva a cabo la operación terrestre.
Mientras tanto, en Cisjordania ocupada, el ejército israelí afirmó haber matado a cinco "terroristas" palestinos cerca de Tulkarem, lo que aumenta aún más la tensión en la región.
Con estas tensiones en aumento y las negociaciones en punto muerto, la situación en Gaza continúa siendo precaria, con miles de civiles atrapados en medio del conflicto y la amenaza constante de un aumento en la violencia.