
Los ataques, que incluyeron bombardeos aéreos a diversas instalaciones hutíes, se realizaron en un amplio abanico de objetivos subterráneos, lanzamisiles y puestos de mando y control, así como en un buque y otras instalaciones. Estos ataques se consideraron una respuesta al incremento reciente de los ataques de los hutíes contra buques en la región.
Los hutíes, por su parte, denunciaron que entre los objetivos atacados se encontraban edificios que albergaban instalaciones de control terrestre de drones y viviendas civiles en la ciudad portuaria de Hodeida. Según ellos, todas las víctimas en Hodeida eran civiles, aunque esta información no pudo ser verificada de inmediato por The Associated Press.
Por otro lado, los hutíes también afirmaron haber atacado al portaaviones USS Dwight D. Eisenhower en respuesta con drones y misiles balísticos, aunque funcionarios estadounidenses negaron que hubiera sufrido daños.
Tanto Estados Unidos como el Reino Unido han intensificado sus ataques contra los hutíes desde enero, como parte de una campaña conjunta. Los hutíes, a su vez, han intensificado sus ataques contra la navegación en el mar Rojo y el golfo de Adén para exigir a Israel que ponga fin a la guerra en Gaza.
Estos eventos recientes reflejan el deterioro continuo de la situación en Yemen, donde la violencia y los enfrentamientos entre diversas facciones han causado estragos en la población civil y han exacerbado la crisis humanitaria en la región.