La crisis del suministro eléctrico en la República Dominicana se agudiza con apagones frecuentes y prolongados, además de altas facturas que afectan a numerosos usuarios. Las empresas distribuidoras de electricidad (EDE), como Edesur, Edeeste y Edenorte, enfrentan una grave situación con pérdidas de energía acumuladas del 37.2% en el primer semestre del año y un déficit comercial de US$141.9 millones, según datos del Ministerio de Energía y Minas.
Desde hace semanas, el servicio eléctrico ha mostrado serias deficiencias en varias regiones del país. Las quejas de los usuarios incluyen interrupciones constantes en la luz, fallas en las líneas de transmisión, subestaciones y transformadores averiados. Rosanny Castillo, residente del sector Mejoramiento Social en el Distrito Nacional, se quejó de que su factura de electricidad ha aumentado drásticamente, pasando de RD$1,500 a RD$4,600. “Realmente, no sé por qué”, dijo Castillo al salir de una oficina de Edeeste.
Judith Jiménez, residente de San Isidro, Santo Domingo Este, también expresó su preocupación por la creciente frecuencia de los apagones, que han llegado a durar hasta dos horas, y por la falta de comunicación efectiva sobre los mantenimientos programados. “La luz se va antes de los anuncios de mantenimiento, y la falta de luz es más constante”, comentó Jiménez.
Ana Ureña, de Alma Rosa I, reportó interrupciones de hasta seis o siete horas en la madrugada. Estos problemas, según el presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, son resultado de un sistema ineficiente y obsoleto, con subestaciones eléctricas de la década de 1970 incapaces de satisfacer la demanda actual.
El problema, a pesar de la producción adecuada de energía, radica en la distribución. Durante los meses de julio y agosto, la demanda del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) alcanzó niveles récord, pero las pérdidas de energía en las EDEs y el déficit comercial siguen siendo preocupantes. Henri Hebrard, economista, destacó que el presupuesto nacional destina más del 40% del déficit fiscal al sector eléctrico, reflejando el desbalance en la distribución y las pérdidas asociadas.
Hebrard explicó que el desafío es resolver los problemas de distribución, que incluyen la falta de facturación de más del 30% de la energía servida, problemas en el cobro y altos costos estructurales. La reforma eléctrica, anunciada por el presidente Luis Abinader, busca abordar estos problemas, pero requerirá enormes inversiones adicionales, potencialmente del sector privado.
“La solución no es solo responsabilidad de las autoridades. La sociedad debe enfrentar este reto, ya que la situación actual no es aceptable para el nivel de desarrollo que tiene el país”, concluyó Hebrard.
Mientras tanto, los usuarios continúan lidiando con las dificultades diarias del servicio eléctrico, enfrentando no solo apagones prolongados sino también facturas que reflejan las fallas en el sistema de distribución.
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