(Agencia EFE) — La capital libanesa vive un día de conmoción y desasosiego tras el anuncio de la muerte de Hassan Nasrallah, líder del grupo chií Hizbulá, a raíz de un bombardeo israelí perpetrado en las afueras de la ciudad.
Desde la mañana de hoy, muchas calles de Beirut permanecen desiertas y numerosos negocios han decidido cerrar sus puertas en un ambiente marcado por el luto y la incertidumbre. En algunas zonas, los partidarios de Nasrallah han salido a las calles en pequeñas marchas improvisadas, coreando gritos de "A tu servicio, Sayyed", en honor a su líder fallecido. Sin embargo, se han reportado también incidentes violentos, con tiroteos entre simpatizantes y detractores de Hizbulá en diversas partes de la ciudad.
La noticia de su muerte fue confirmada por Hizbulá, que, aunque no brindó detalles sobre las circunstancias, indicó que Nasrallah fue víctima de un bombardeo israelí que tuvo lugar el viernes por la tarde, dirigido contra el cuartel general del grupo en los suburbios meridionales de Beirut, conocidos como el Dahye, donde se cree que opera en la clandestinidad.
Este acontecimiento ha generado un ambiente tenso en Beirut, donde la población está a la expectativa de la dirección que tomarán los enfrentamientos que se han intensificado en el último año entre Hizbulá y el Estado israelí. Durante los últimos diez días, Israel ha llevado a cabo una serie de ataques sin precedentes en el Líbano, que han resultado en la muerte de más de mil personas, según informes del Gobierno de Beirut.
La situación sigue en desarrollo mientras los libaneses esperan una respuesta a la muerte de Nasrallah y su impacto en la ya frágil estabilidad de la región.
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