Cáncer cerebralUn estudio internacional liderado por Ken Karipidis, director adjunto de Evaluación del Impacto en la Salud de la Agencia Australiana de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear, ha concluido que la exposición a las radiofrecuencias emitidas por teléfonos móviles no está relacionada con un mayor riesgo de desarrollar cáncer cerebral.
El estudio también desmiente la posibilidad de que la radiación procedente de antenas de radiodifusión o estaciones base incremente el riesgo de cáncer en la infancia. Del mismo modo, la exposición laboral a radiofrecuencias no parece aumentar el riesgo de cáncer cerebral.
La polémica sobre este tema había ganado fuerza desde 2013, cuando la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud clasificó la radiofrecuencia como "posiblemente cancerígena" para los seres humanos (grupo 2B), basándose en evidencias limitadas tanto en humanos como en animales.
Este nuevo estudio revisó 63 investigaciones publicadas entre 1994 y 2022, con participantes de 22 países, y no encontró una relación entre la exposición a las radiofrecuencias de los móviles y un mayor riesgo de glioma, meningioma, neuroma acústico u otros tumores cerebrales.
Tampoco se observaron riesgos aumentados con el tiempo de uso de teléfonos móviles, la duración de las llamadas o el número de llamadas acumuladas. Además, no se detectó un aumento del riesgo de glioma debido a la exposición ocupacional a la radiofrecuencia.
El estudio concluye que, de haberse confirmado una relación entre las radiofrecuencias y el cáncer, habría sido necesario implementar estrategias preventivas a nivel global. Sin embargo, la investigación refuerza la seguridad del uso de dispositivos móviles y otros transmisores de radiofrecuencia.
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