El Papa Francisco expresó su profunda preocupación por la continua estigmatización de los cristianos, religiosas y sacerdotes que dedican su vida a ayudar a los pobres, a quienes se les tacha incorrectamente de "comunistas". Durante una asamblea de la diócesis de Roma en la basílica de San Juan de Letrán, el pontífice denunció la falta de asistencia a los sintecho y el desperdicio de alimentos en las ciudades, enfatizando que "los pobres no pueden ser un número, un problema o , peor aún, un descarte".
Francisco hizo un llamado a la Iglesia para que sienta la pobreza como una "urgencia eclesial". "Debemos ver en los pobres a nuestros hermanos, carne de nuestra carne", subrayó. En este contexto, criticó la hipocresía de quienes, al participar en eventos de recaudación de fondos para los necesitados, no establecieron una conexión humana con ellos. "A veces, cuando confieso a alguien, pregunto si da limosna. Muchos responden que sí, pero luego no miran a los ojos del pobre ni tocan su mano. Simplemente tiran la moneda y continúan", señaló.
El Papa también abordó el doloroso contraste que vive la ciudad de Roma, donde se desperdician grandes cantidades de comida mientras hay familias que pasan hambre. "¿Cómo podemos aceptar que se tiren quintales de comida mientras miles de personas duermen en la calle?", cuestionó, instando a los asistentes a reflexionar sobre las "contradicciones" de la sociedad actual.
Al final de su intervención, Francisco instó a todos a comprometerse de manera personal y humana con los que sufren y rechazan el estigma que rodea a aquellos que buscan aliviar la pobreza y la desigualdad. "Una ciudad que asiste inerme a estas contradicciones es una ciudad lacerada, así como lo es todo nuestro planeta", concluyó.
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