El virtual presidente electo Donald Trump ha reavivado una de sus promesas de campaña más controvertidas: eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento. Este derecho, garantizado por la 14ª Enmienda de la Constitución, otorga automáticamente la ciudadanía a cualquier persona nacida en territorio estadounidense.
Trump ha calificado esta práctica de "ridícula" y prometió tomar medidas inmediatas para acabar con ella al asumir el cargo. Sin embargo, cualquier intento enfrentará importantes obstáculos legales y constitucionales.
La ciudadanía por derecho de nacimiento, vigente desde 1868, se aplica a todos los nacidos en Estados Unidos, independientemente del estatus migratorio de sus padres. Este principio, según sus defensores, fortalece la integración social y evita la creación de una "subclase" sin derechos.
Las implicaciones legales y los retos constitucionales.
El caso de Wong Kim Ark en 1898 sentó un precedente clave al confirmar que un hijo de inmigrantes chinos nacido en San Francisco era ciudadano estadounidense, a pesar de las restricciones migratorias de la época. Sin embargo, algunos argumentan que este caso no aborda específicamente a los hijos de inmigrantes sin estatus legal.
Trump ha sugerido que emitiría una orden ejecutiva para modificar la interpretación de la 14ª Enmienda, exigiendo que al menos uno de los padres sea ciudadano o residente legal para que un niño obtenga automáticamente la ciudadanía. Este enfoque, no obstante, seguramente enfrentará desafíos legales que podrían llegar a la Corte Suprema.
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