
Brasilia, Brasil. 20 de enero del 2025
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, declaró este lunes que está "totalmente recuperado" después de haber sido sometido a una cirugía de urgencia por una hemorragia intracraneal hace casi seis semanas.
"Estoy totalmente recuperado", afirmó Lula durante una reunión con su gabinete, destacando que ya no usa el sombrero con el que cubría la cicatriz desde que salió del hospital el pasado 15 de diciembre. "Ni siquiera estoy usando sombrero para mostrar que mi cabello va a quedar mejor que el del (vicepresidente Geraldo) Alckmin", bromeó el mandatario, de 79 años.
Lula fue intervenido en São Paulo entre la noche del 9 y la madrugada del 10 de diciembre, para drenar un hematoma ocasionado por un golpe en la nuca tras una caída en el baño de su residencia oficial en octubre. A pesar de este percance, retomó sus actividades habituales poco después. Entre otras acciones, el 8 de enero lideró un acto conmemorativo del ataque a las instituciones democráticas en Brasilia en 2023.
Este episodio de salud se suma a otros retos médicos en su vida, como un cáncer de laringe en 2011 y una operación de cadera en 2023. Las especulaciones sobre su capacidad para postularse en las elecciones presidenciales del próximo año han sido un tema recurrente entre aliados y opositores.
El líder de izquierda reafirmó este lunes su compromiso con los objetivos de su gobierno. "El 2026 ya comenzó, y no podemos fallar. Mi causa es garantizar que la democracia prevalezca y evitar que este país regrese al horror que fue el mandato de mi antecesor (Bolsonaro)", subrayó.
Lula también hizo un llamado a continuar el proceso democrático. "Queremos elegir un gobierno que fortalezca la democracia y no permitir que Brasil caiga nuevamente en el neofascismo, el neonazismo o el autoritarismo", declaró.
Sin embargo, su gestión enfrenta críticas, especialmente por el desempeño económico. La inflación de 2024 superó las metas oficiales y el dólar rebasó los seis reales. Además, el gobierno tuvo que revertir una medida económica destinada a monitorear transacciones en una plataforma de micropagos, en medio de una ola de desinformación impulsada por sectores de derecha.
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