
Mulino explicó que los migrantes, provenientes de países como China y Pakistán, fueron trasladados a hoteles sin especificar sus nombres y, posteriormente, serán enviados a un albergue en la provincia del Darién, ubicado en la selva y fronteriza con Colombia. Desde allí, se utilizará una pista aérea para los vuelos de repatriación, principalmente con destino a los Estados Unidos.
"Esperamos poder sacarlos de ahí lo antes posible a través de vuelos de los Estados Unidos", dijo Mulino, destacando que Panamá sigue contribuyendo a la gestión de la crisis migratoria en la región.
El presidente panameño también reveló que se espera la llegada de dos vuelos más, elevando a un total de 360 los migrantes deportados a Panamá. Esta colaboración fue acordada durante una reunión con el secretario de Estado de EE.UU. UU., Marco Rubio, a principios de febrero, en medio de un clima tenso debido a las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump de "recuperar" el Canal de Panamá, alegando la influencia de China en la región.
La llegada de estos migrantes marca un hito en las relaciones migratorias entre ambos países, con Panamá desempeñando un papel clave como facilitador en el proceso de repatriación, aunque las autoridades aún no han dado detalles completos sobre los vuelos ni las condiciones de los migrantes deportados.
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