
Tras el registro de 78 tornados el viernes, principalmente en Iowa y Nebraska, el sábado se sumaron 35 más, extendiéndose desde el norte de Texas y Oklahoma hasta Misuri, según informó el Servicio Meteorológico Nacional (NWS).
Las tormentas han desencadenado lluvias torrenciales de hasta 18 centímetros en algunas áreas en cuestión de horas, y los meteorólogos advierten sobre un peligro persistente de condiciones climáticas extremas, incluyendo inundaciones repentinas, granizo y más tornados, para este domingo.
La localidad de Sulphur, en el centro-sur de Oklahoma, fue una de las más golpeadas el sábado por la noche, con decenas de edificios destrozados, según imágenes compartidas en redes sociales.
El gobernador de Oklahoma, Kevin Stitt, confirmó desde Sulphur la muerte de cuatro personas en todo el estado. Los daños en Sulphur fueron descritos como los peores en seis años por el funcionario, con numerosos negocios del centro destruidos.
En Holdenville, otra localidad de Oklahoma, al menos dos personas fallecieron, incluyendo un bebé de cuatro meses, según informes locales. Además, una cuarta persona murió en una carretera en Marietta, en el sur de Oklahoma, donde se confirmó que los tornados fueron de al menos categoría EF-3, con ráfagas superiores a 218 kilómetros por hora.
El gobernador Stitt declaró el estado de emergencia por 30 días en 12 de los condados más afectados para agilizar la ayuda.
En Iowa, un hombre herido por un tornado el viernes falleció posteriormente en el hospital, según informó su familia.
Miles de hogares en Texas y Oklahoma quedaron sin electricidad, mientras que los tornados, aunque comunes en Estados Unidos durante la primavera, son relativamente raros en su magnitud y sucesión, según los meteorólogos.