Cuando una mujer es víctima de violencia no cuenta con los recursos emocionales ni con el empoderamiento para afrontar un proceso en contra de su verdugo.El tema de las órdenes de alejamiento como medida de protección para mujeres víctimas de violencia genera un debate profundo sobre su efectividad y posibles consecuencias no deseadas. Aunque las estadísticas indican un porcentaje mayoritario de casos donde esta medida ha funcionado, los testimonios y análisis de expertos revelan limitaciones importantes en su implementación y seguimiento.
Casos emblemáticos: el impacto de la inefectividad
Ejemplos desgarradores como el de Carmen y Cristiana, ambas víctimas de violencia a pesar de contar con una orden de alejamiento, ilustran los desafíos que enfrentan estas medidas. La falta de recursos adecuados, como personal especializado y seguimiento riguroso, deja un margen de vulnerabilidad que, en ocasiones, tiene consecuencias fatales.
En palabras de la magistrada Ana Andrea Villa Camacho, "aunque las órdenes de protección sí funcionan en muchos casos, es evidente que sin un presupuesto adecuado, programas educativos y un sistema de salud mental especializado, el riesgo de nuevas tragedias permanece".
La perspectiva de los expertos
Especialistas en salud mental como el psiquiatra José López Mena y el psicólogo forense Carlos Cano coinciden en que estas órdenes, si bien útiles, no transforman los patrones psicológicos de los agresores. En cambio, pueden generar sentimientos de frustración, enojo e incluso agresividad, especialmente en agresores con tendencias de control y dependencia emocional.
Por su parte, Olga María Renville, experta en filosofía mental, destaca que las órdenes de alejamiento no solo deben centrarse en mantener la distancia física, sino también en abordar los problemas emocionales y de regulación del agresor.
Recomendaciones para mejorar la efectividad
Carlos Cano sugiere fortalecer el monitoreo con tecnologías como brazaletes electrónicos y programas obligatorios de rehabilitación para agresores. Además, aboga por un apoyo psicológico integral para las víctimas, que les permita desarrollar habilidades de autocuidado y fortalecer su red de apoyo.
Villa Camacho, por otro lado, enfatiza la necesidad de un enfoque interdisciplinario que incluya educación, inversión en recursos y la creación de centros especializados en salud mental tanto para víctimas como para agresores.
Conclusión
Aunque las órdenes de alejamiento son un recurso legal valioso, su efectividad depende de un enfoque integral que abarque no solo medidas preventivas, sino también intervenciones psicológicas y sociales. Proteger a las mujeres de manera efectiva exige un esfuerzo conjunto de autoridades, especialistas y la sociedad en general para garantizar que ninguna más pierda la vida bajo el amparo de una medida que debería salvarla.
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